domingo, 20 de diciembre de 2009

Los bonos de catástrofe (cat bonds)



Los bonos de catástrofe, utilizados por los inversores para apostar contra los desastres naturales, han marcado un récord por décima semana consecutiva, su mejor racha semanal desde 2002, por la mejora de los mercados de capitales y, sobre todo, por una menor actividad tormentosa en Estados Unidos.

Estos productos están emitidos generalmente por aseguradoras o reaseguradoras, constan de un principal y unos intereses que el invesor cobra mientras la climatología acompañe. En caso de desastre natural, y tras evaluar los daños provocados por éste, los bonistas no cobrarían , y las compañías de seguros tendrían así un fondo para cubrir los daños que hayan podido sufrir los afectados.

Las grandes tormentas que está habiendo en esta temporada de huracanes han pasado de largo sin afectar apenas a territorio estadounidense, incluyendo Bill y Fred, las dos únicas que alcanzaron categoría de huracán. Esto contrasta con la situación en 2008, cuando los huracanes Ike y Gustav supusieron 25.200 millones de dólares de pérdidas para el país.

Otro huracán... financiero

Por si fuera poco, en 2008 estos títulos tuvieron que enfrentarse a una amenaza más extraordinaria y financieramente tan devastadora como un huracán: la quiebra de Lehman Brtothers. Tras el colapso del banco de inversión, el mercado de bonos catástrofe se cerró, ya que el vuelo hacia activos más conservadores acabó con productos con tanto riesgo como estos bonos. Por no mencionar que el banco estaba implicado en la emisión de al menos cuatro series de estos productos.

Este año, ha vuelto a abrir sus puertas, aunque, eso sí, "ahora hay una serie de exigencias muy estrictas sobre cómo se puede invertir en este activo y cómo se utilizan sus fondos", explica Don Thorpe, director de la división de seguros de Fitch Ratings, en declaraciones a Bloomberg.

La emisión de bonos catástrofe en lo que va de año asciende a 2.000 millones de dólares en Estados Unidos, y se espera que alcancen los 4.000 millones para fin de año, frente a los 2.700 millones de 2008. La cifra, eso sí, aún está lejos de la de 2007, cuando las colocaciones alcanzaron los 7.600 millones de dólares.

Buen tiempo

Sin embargo, en esta temporada de huracanes acompaña el tiempo en la atmósfera, mientras que las tormentas de los mercados financieros remiten. Esto está haciendo que los bonos catástrofe vivan una etapa dorada. El índice Swiss Re Cat Bond Price Return, de referencia en este mercado, se anotó cerca de un 1,5% el 11 de septiembre y pulverizó su máximo anual en la que fue su mayor subida diaria desde septiembre de 2004.

"En plena temporada de huracanes, los precios de estos bonos deberían ir en la dirección contraria a la que llevan, porque es cuando en teoría se disparan los temores de los inversores a tener que asumir pérdidas. Esta situación, en la que estos títulos se están revalorizando, es única", se sorprende David Priebe, presidente de la asesora estadounidense de reaseguros Guy Carpenter & Co.

El clima es caprichoso, y resulta imposible predecir si el sol va a seguir brillando para este mercado. Pero la mayor entidad en climatología de Estados Unidos, la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica, ve el horizonte despejado hasta donde alcanza la vista: en agosto, revisó sus expectativas sobre la actividad de la temporada de huracanes 2009 de "cerca de la media" a "por debajo de lo normal".

fuente: eleconomista.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario